30 ene Qué tenemos que saber sobre el Running
En nuestra sociedad, uno de los problemas más importantes desde hace muchos años es el sedentarismo y sus consecuencias sobre la salud. Como respuesta a esta situación, han aparecido iniciativas, modas y hasta formas de vida vinculadas al deporte. Una de las actividades que más ha calado es la de correr, o practicar Running.
La falta de actividad física es uno de los factores más importantes en el desarrollo de enfermedades como las cardíacas, metabólicas y respiratorias. La práctica del Running, como cualquier otro deporte, debe considerarse un bien para la salud, en cierta forma como un medicamento, que precisa una correcta dosificación, y debe responder a unas indicaciones y contraindicaciones. Así pues, su práctica debe seguir una seria de normas básicas para evitar ciertos peligros, especialmente su impacto en las articulaciones y en la posible aparición de afecciones cardiacas.
Correr es una actividad intensa que resulta bastante agresiva para las partes del cuerpo que impactan continuamente con la superficie sobre la que se practica. Se estima que a un ritmo de 140 pasos por minuto, muy habitual entre los runners, en media hora de carrera se habrán recorrido 8.400 pasos, comportando 4.200 impactos en las rodillas, los tobillos y las caderas. Estos datos demuestran la importancia de una adecuada preparación tanto previa como posterior al esfuerzo para evitar lesiones tanto en las articulaciones como en los músculos o los tendones.
Antes de empezar con la práctica deportiva, es muy recomendable realizar un control por un médico especialista para que efectúe un reconocimiento adecuado y descarte posibles problemas. Está documentado en la literatura científica que la práctica habitual del Running no tiene por qué afectar a nuestras articulaciones, siempre que estas estén en buen estado. Este deporte puede evitar incluso la aparición de artrosis de rodilla y cadera, pero siempre sabiendo en qué situación se encuentran estas articulaciones antes de la práctica deportiva y como las vamos a utilizar, para prevenir posibles lesiones.
Habitualmente prestamos más atención a los problemas derivados de la musculatura, pero muchos de los que están asociados al dolor que genera correr, pueden derivar de afecciones articulares. El entrenamiento correcto permite una producción de líquido sinovial adecuado que minimiza la fricción en la articulación y mejora el riego sanguíneo.
Para evitar las tendinopatías (afecciones tendinosas), condropatías (afecciones condrales) y la artrosis (desgaste cartilaginoso), el primer paso debe hacerse antes de practicar el running: una correcta alimentación e hidratación, que debe aportar entre otros vitamina C, omega 3 y proteínas, así como mantener un índice de masa corporal dentro de la normalidad.
Si se quiere iniciar la actividad deportiva con sobrepeso, es muy recomendable dejar el running para más adelante e iniciarse con otros deportes como la natación, la bicicleta estática o caminar deprisa. También se recomienda realizar ejercicios en casa o en el gimnasio, destinados a fortalecer los grupos musculares que están relacionados con las articulaciones. Es importante recordar que la superficie sobre la cual se corre, y el calzado que se usa para ello, ejerce un impacto sobre nuestras articulaciones, por lo que es menos lesivo correr sobre tierra que sobre una cinta, cemento o asfalto.
También están reconocidos a nivel científico los beneficios que tiene el running a nivel cardíaco y vascular, pero se deben tener presentes una serie de factores para que el esfuerzo de esta actividad no resulte contraproducente para la salud. En primer lugar, se debe realizar una revisión médica especializada para controlar antecedentes familiares o enfermedades hereditarias, revisar factores de riesgo (presión, palpitaciones, etc.), y realizar las pruebas complementarias necesarias como electrocardiograma, pruebas de esfuerzo, etc. De esta forma, el especialista podrá realizar una valoración de riesgos preexistentes, como arritmias o problemas coronarios entre otros. Gracias a estos controles se podría evitar en muchas ocasiones la denominada muerte súbita del deportista, que se produce en un 85% de los casos por enfermedad cardíaca previa. Aunque estas muertes llaman mucho la atención, son muy poco comunes si comparamos con el número de practicantes de cualquier deporte, pero es muy importante recordar que se podrían evitar con un control médico correcto y específico.
Así pues, como cualquier otra actividad deportiva, el running es un ejercicio excelente siempre que se practique de forma adecuada y con seguridad, excelente para reducir el riesgo de enfermedades, minimizar el estrés, y en definitiva mejorar nuestra salud.
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